De sobra sabemos de los graves efectos que la agricultura intensiva capitalista tiene sobre los ecosistemas, tanto a nivel ambiental como socioeconómico. Impactos como la pérdida de suelo fértil y de biodiversidad o el agotamiento de los recursos hídricos se ven incrementados en entornos más extremos, como puede ser el del Sureste peninsular. Manejos inapropiados llevados a cabo en un clima árido, con escasas precipitaciones y lluvias torrenciales, hacen que la degradación de los suelos sea mucho más rápida en una de las zonas con mayor riesgo de desertificación de Europa.

Para ponerle freno a estos procesos, la asociación AlVelAl trata de cohesionar las comarcas del Altiplano de Granada, Los Vélez y el Alto Almanzora con un proyecto de Agricultura Regenerativa que han llamado la Almendrehesa. Bajo las premisas del mínimo laboreo, la aplicación de enmiendas orgánicas y la diversificación de cultivos (entre otras prácticas) se combinan los cultivos del almendro con las cubiertas vegetales (naturales o sembradas), generando sinergias con la ganadería y asentando población en las zonas rurales.

A su vez, estos proyectos requieren de investigaciones y acompañamiento técnico que den soporte a la diversidad de prácticas que ya se están implementando, y sean útiles para evaluar los beneficios que estas prácticas pueden generan y apoyar los proyectos de agricultoras y agricultores regenerativos actuales y futuros. Y es ahí donde entran en juego los procesos participativos. La agroecóloga Raquel Luján Soto, con un proyecto de investigación respaldado por el CEBAS-CSIC y el instituto de Sociología y Estudios Campesinos de la Universidad de Córdoba, está llevando a cabo, junto con agricultoras/es locales, un proceso de monitorización participativa de los diferentes manejos regenerativos implementados en el territorio. El objetivo es evaluar conjuntamente los impactos de los mismos, creando lazos con los actores locales mediante la integración de diferentes conocimientos y experiencias prácticas. Con ello se persigue contribuir a la creación y diseño de manejos más sostenibles y resilientes, generando procesos de intercambio de conocimientos y aprendizajes colectivos, y promoviendo la aceptación e implementación de prácticas regenerativas a mayor escala.

Este trabajo colectivo entre 12 agricultoras y agricultores, miembros de AlVelAl y el equipo de investigación ya está dando sus primeros frutos con la creación de un cuaderno de campo para la evaluación visual de la calidad de suelos, generado a partir de dicha colaboración y cuya primera versión verá la luz próximamente.